Entre nosotros hay profesores sabios que nos enseñan por donde tenemos que ir, que allanan nuestro camino #espiritual Por desgracia, también hay muchos falsos profesores. Les guían el orgullo, el ego, la avaricia la inseguridad, u otras fuerzas egoístas. Y se hacen pasar por profesores o gurús. Nos dicen que tenemos que hacer cuando ellos mismos no tienen ni idea. Evidentemente, es peligroso seguir a esas personas, pero ¿Cómo podemos nosotros, como individuos de actitud abierta movidos por el amor, separar el grano de la paja?
La clave para distinguir a un profesor de verdad de uno falso es nuestra sabiduría instintiva propia. ¿Nos causan buena impresión esos profesores? ¿Demuestran #amor y #compasión, practican la no violencia, reducen nuestros miedos? ¿Incluyen a todos los demás grupos, a todos los demás seres humanos como iguales, como almas divinas en el mismo camino del destino? ¿Enseñan que no hay nadie mejor que otro, que todos remamos en la misma galera? ¿Reconocen que, aunque pueden indicar el camino, no pueden «llevar» a nadie a la plenitud espiritual? Sólo usted puede alcanzar su objetivo, porque en el fondo nuestro viaje de regreso a casa es un viaje interior, un regreso personal.
Los gurús pueden enseñamos técnicas. Pueden ayudarnos a comprender mejor la vida, la muerte y los planos espirituales. Pueden ayudamos a eliminar miedos y obstáculos. Pueden señalar el umbral, pero los que tenemos que cruzarlo somos nosotros.
En realidad, el reino de los cielos existe en nuestro interior, y por eso toda #alegría y toda #felicidad sale de nuestro interior. No va a rescatarnos nadie. Al experimentar el amor verdadero y alcanzar la iluminación, nos «salvaremos» nosotros mismos.
Hace años había un cómico maravilloso, Flip Wilson, que interpretaba un personaje llamado Geraldine, que hacía cosas «pecaminosas» o egoístas y después se ponía en pie, colocaba los brazos en jarras y declaraba: «El demonio me ha obligado.» Qué proyección tan fuerte. La idea de que no somos responsables de nuestros actos es atractiva. Nos viene de perlas tener a una fuerza externa a la que echarle las culpas.
Hay quien le echa la culpa al destino. Aunque nuestras vidas discurren por cauces predeterminados, el destino no es responsable de nuestros actos. Y al igual que tenemos que hacernos completamente responsables de nuestras conductas negativas y dañinas, también debemos responsabilizarnos de las positivas, las que se basan en el amor. Nadie más puede hacerlo en nuestro lugar.
Ningún demonio puede hacernos daño y, en última instancia, ningún gurú puede salvarnos.
Nos vemos muy pronto.
Gracias, Gracias, Gracias
Fuente: LOS MENSAJES DE LOS SABIOS (Brian Weiss)
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