Ayudar al otro, en verdad, es reconocer la opción #infinita que cada individuo tiene. La verdadera ayuda, es estar dispuesto a permitir que la otra persona elija sus opciones aun cuando tú pienses que esas opciones le pueden hacer daño. Es estar dispuesto, si es necesario, a permitir que alguien a quien le tienes afecto elija dejar su cuerpo, si esa es su elección. Esa es la verdadera ayuda.
La mayoría de las personas ha identificado y entendido erróneamente lo que significa cuidar al otro. Piensan que estar pendiente de otra persona es algo así como: “Voy a intentar detenerte para que no hagas nada de lo que yo pienso que puede herirte, y si no puedo detenerte, entonces voy a juzgarte, porque yo me preocupo muchísimo por ti”.
¿Alguna vez tus padres hicieron esto? Mi mamá se preocupa tanto por mí, que cuando le dije que estaba aprendiendo a saltar en mi caballo, sobre cercas, me dijo “¡Dios mío, ten cuidado!, te puedes caer y lastimar”. Estaba saliendo hacia mi primera clase de salto, esto ya me producía nervios, y mi madre me dice “¡Oh, ten cuidado porque te puedes caer y lastimarte! Pues, adivina ¿qué? Me caí. Me he caído de caballos cuatro veces, pero esta fue la única vez que me caí y no aterricé en los pies, caí de cara, el casco se me movió y me raspé toda la nariz. Lo que ocurrió me hizo enfadarme con mi madre, en lugar de preguntarme a mí mismo ¿por qué creí en su afirmación?
Creí su punto de vista, que me podía lastimar al saltar sobre cercas en mi aballo. Si estoy totalmente consciente ¿me puedo lastimar haciendo algo? No, tendría la #conciencia de no hacer nada que me pueda lastimar.
Algunas mamás me han dicho que cuando sus hijos van a hacer algo que a ellas les parece riesgoso, la primera cosa que les afecta es el temor a que su hijo se vaya a lastimar. Yo les pregunto “ese temor ¿es su punto de vista? ¿Sí o no?”, y siempre responden “no”. Es el punto de vista que han aprendido tras años de ser madres, a través de una larga línea de madres que cultivan la culpa y el miedo en sus hijos como manera de protegerlos para que no se hieran.
Yo le pregunto a estas mamás: “¿La culpa y el miedo evita que sus hijos se hieran?, o en realidad ¿crea una mayor posibilidad de que ellos se hagan daño a sí mismos?” La mayoría de las veces, ellas están de acuerdo en que la culpa y el miedo no son de gran ayuda. Entonces, yo les pregunto: “¿Cuál sería una opción diferente?
¿Qué tal si ayudas a tus hijos a ser más conscientes?
Puedes hacer esto, haciéndoles preguntas: ¿Cómo sientes que eso es para ti? ¿Es emocionante? ¿Hay algo tal vez en ello que no es emocionante? ¿Hay una sensación de pesadez? ¿Hay algo que a ti te preocupa? ¿No?, chévere, que tengas una experiencia maravillosa. Esa es la diferencia que tú puedes crear cuando inspiras a los otros a ser conscientes y cuando haces preguntas.
Nos vemos muy pronto.
Gracias, Gracias, Gracias
Fuente: EL GOZO DE TU CUERPO (DR. Dain Heer)
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